PHILOSOPHIA

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martes, 13 de octubre de 2009

REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA KANTIANA.


"Lo Universalizable".
Paulina Alvarez Vallejo. Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver., México.

Foto de un libro hecho a mano, cortesía de Luebsgrafic, en Flickr.

En este ensayo voy a hablar sobre algunas leyes o reglas que podrían ser o son, desde la perspectiva de unos cuantos, universales al aplicarlas. Después de leer y entender a qué se refería Kant con principio universal, comprendí que es cuando las personas en general, no importa su origen o ubicación, aplican lo mismo a todos en cualquier lugar. Ahora bien, en este sentido, voy a analizar algunos puntos acerca de reglas que han surgido basándose en principios morales, es decir, normas que pueden ser observadas bajo cualquier circunstancia, y su aplicación directa o a través de reglas derivadas de ella, abarcan el amplio dominio de la conducta moral, adquiriendo carácter de obligatoriedad cada vez mayor.
Paso a hablar sobre la regla de oro, que en lo personal se me hace un principio muy acertado en cuanto a su objetivo y su forma de aplicación. Es una regla que desde chiquitos nos enseñan a utilizar y, si nos ponemos a pensar, es por sentido común como la aplicamos. Siento también que es una manera de controlar a las personas para que piensen antes de actuar. Pero bueno, esta regla se atribuye al cristianismo por su origen moral, ya que la religión es muy dada a hacer conciencia en las personas para que hagan siempre el bien, por eso comúnmente crean principios morales para que la gente los pueda aprender y seguir, es decir, que puedan caminar por el camino del bien hacia Dios.
La regla de oro se enuncia de la siguiente manera:
"Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti".
Contrario al principio del egoísmo, la regla de oro quiere transmitir la idea de que tú como individuo y para llevar una vida agradable con la sociedad, tienes que autoanalizarte y pensar cómo te gustaría ser tratado o qué te gustaría obtener de los demás, y la única forma de obtenerlo es haciéndolo, o sea, aquí se te dice que para recibir primero hay que dar. Es como otra frase que según yo significa lo mismo, pero con otras palabras:
“Recibirás lo mismo que das”, o bien: “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan”.
La ultima frase es la misma pero en sentido negativo. Esta regla es muy común, porque se da como un instinto en las personas. Tú, desde chico, sabes que, comúnmente, si tratas a una persona mal, esta persona más tarde o temprano te tratará de la misma forma. O bien, si tú procuras tratar o servir bien a otra, seguro ella te devolverá tu buen trato. Pero ojo, muchas veces esta regla puede perder su valor si no se utiliza en forma correcta, ya que podemos encontrar en el mismo contexto que, al utilizar esta regla, yo voy a buscar lo que yo quisiera obtener, sin ponerme a pensar tanto en el beneficio de los demás. Así es como puedo yo ser una persona viciosa y querer obtener drogas, para ello primero yo las ofrezco para que más tarde quienes las recibieron de mí, me regresen el favor. De esta manera yo estaría atentando contra este principio, porque ya lo estoy utilizando de forma incorrecta. Pierde su moralidad. Como conclusión, siento que esta regla trae muchos beneficios siempre y cuando la utilices y la establezcas como algo moralmente bueno o correcto, desde la perspectiva racional como pide Kant. Porque si no, entonces cabe la posibilidad de que, por ignorancia o perversidad, queramos para nosotros mismos lo que no es bueno para los demás o para uno mismo.
El siguiente punto que quiero tratar es sobre el llamado imperativo categórico, también de Kant, que por lo que entendí habla sobre el hombre, que nunca se deja llevar por lo que quiere hacer sino que actúa de acuerdo a normas morales establecidas y que son de carácter universal. O sea, que el hombre visto como individuo sólo actúa correctamente cuando, reprimiendo sus propios sentimientos, hace lo que se debe y, lo que se debe hacer es actuar siempre conforme a la ley de la razón, la cual se impone a la voluntad, es decir, lo que se nos enseña desde chicos, lo que está bien o está mal en un contexto universal, es lo que preferimos hacer o preferimos evitar, acatando principalmente a la consciencia racional.
Para Kant, su imperativo son las normas concretas que deben guiar nuestro comportamiento desde nuestro pensar. Y hay varias formulaciones acerca del imperativo categórico; la primera ha sido denominada “fórmula de la ley universal”, la cual se enuncia de la siguiente manera:
“Actúa siempre de acuerdo con aquella máxima de la que puedas al mismo tiempo querer que se convierta en ley universal”.
Este enunciado lo entendí como lo que debemos hacer por conveniencia para nuestro bien común, después de reflexionar propiamente, para adecuarnos siempre a las circunstancias y a lo que mejor nos parezca o nos beneficie. El hecho de considerarlo una ley universal es para lograr de ella su mayor aceptabilidad y manejabilidad por nuestra persona. Un ejemplo podría ser cuando prometo portarme bien con alguien, pero de repente pasa algo negativo con esa persona y decido romper mi promesa, para empezar a tratarle mal. Ahí yo estoy adecuándome a las circunstancias y a lo que mejor me conviene en determinado momento. Entonces estoy inconscientemente creando una norma para mi persona, que diría como sigue:
“Haré la promesa de tratar bien a X persona con la intención de romper mi propia promesa cuando esta persona haga algo negativo hacia mí”.
Esto seria incorrecto, porque no puedo hacer una norma tan importante con algo tan común como las promesas. Ya que todos hemos necesitado de una promesa alguna vez y sería un caos total si las personas pudieran romperlas simplemente porque se les da la gana. Entonces ya no podríamos confiar en nadie. En conclusión, podría decir que es imposible desear que alguna norma sea observada universalmente solo porque yo lo digo o porque a mí me conviene, pues con ello se caería en una contradicción acerca del tema de la voluntad, porque, regresando al ejemplo de las promesas, ¿Que sentido tendría prometer, si se sabe por regla universal que, en cualquier momento se puede romper la promesa? La promesa, en sí, perdería su sentido como tal; dejaría de existir porque perdería su objetivo primordial que es el de que se tiene que cumplir. Para acabar, puedo decir que el hecho de que un principio sea universalizable no implica que sea necesariamente bueno. Depende de cada persona y su criterio moral.